El cierre fiscal del ejercicio constituye uno de los momentos clave en la vida de las empresas. La finalización del ejercicio es, con carácter general y a excepción de aquellos que fijan su cierre por ejercicio partido, el punto de partida para determinar la cuota del Impuesto que en los siguientes meses deberá satisfacer a la Hacienda Pública. El ejercicio que concluirá el próximo 31 de diciembre ha estado marcado en el ámbito tributario por la grave situación de crisis económica y financiera en que nuestro país está inmerso. Nunca es sencillo abordar el cierre fiscal de un ejercicio, pero a la luz de las circunstancias presentes y de las novedades normativas que han ido apareciendo a lo largo del año, bien podemos augurar un final de ejercicio fiscal sometido a continuas modificaciones y revisiones. La toma de decisiones para optimizar el resultado fiscal requiere un análisis sosegado de las novedades tributarias aparecidas a lo largo del año, con el añadido de que las decisiones que se tomen en este sentido podrán afectar también a la cuota tributaria de ejercicios futuros, salvo que el legislador cambie de parecer antes de fin de año, algo a lo que ya estamos acostumbrados.